domingo, 3 de abril de 2011

¿Educaqué?

Hace no muchos días acerté a ser testigo de una de esas situaciones chuscas y cuasi-surrealistas que solo pueden darse en nuestro país de pandereta… Verán: Programa de educación en valores y de prevención de drogodependencias de un ayuntamiento patrio; alumnos de educación secundaria participan en la actividad; se trata de una buena película escogida con acierto en cuanto a temática y calidad. Hasta aquí todo perfecto. Revuelo inicial del chiquillerío al entrar y acomodarse en la sala. El maestro de ceremonias del evento toma el micro y, no sin cierta dificultad pese a la megafonía, logra que los adolescentes se callen. Da cuatro pinceladas esbozando lo que van a ver y, sorpresa, presenta a algunas personas que allí aparecieron: “Son miembros de una comisión europea de educación que vienen a conocer el programa y su aplicación”. Comisión europea, ahí es nada… Murmullo admirativo en el personal, apagón de luces y… Chillidos, silbidos, aplausos, pataleos… Juro que no exagero nada, ¡palabra!… Afortunadamente, tras los primeros minutos del film se estableció un ambiente más clamado aunque en ningún momento silencioso; roto, claro está, por comentarios a voz en grito jaleados por compinches dispuestos a la carcajada histriónica sin límite… Eso sí, con la anuencia de los profesores, algunos totalmente desaparecidos –hay que tomar el cafetito-, otros presentes como convidados de piedra… Imagínense el panorama… Todo pudo quedar ahí, pero no: A falta de unos diez minutos para el final, todo un grupo de un centro educativo (calculo entre cincuenta y cien chicos), previa voz en grito de uno de sus profesores se levantan en bloque y, sin cortarse un pelo, cual si la película hubiese terminado, salen de la sala gritando y comentando la jugada… De ahí en adelante no hubo forma de seguir la película pues el griterío fue ensordecedor… Les juro que sentí vergüenza, sonrojo absoluto y pensé: He ahí nuestra educación patria… No quiero ni pensar lo que se les pasaría por la cabeza a esos representantes educativos europeos viendo lo que vieron… Y eso que, según parece, se les trataba de vender la moto… Lo dicho, nuestra España de chirigota y pandereta, plena de educación y buenas maneras, como siempre…