jueves, 31 de marzo de 2011

Hakuna matata o el efecto mañana

Tengo la suerte de pertenecer a un grupo de amigos de ésos con los que da gusto estar y compartir, de ésos con los que se han vivido muchos proyectos, historias, aventuras y desventuras… Un grupo de amigos forjado a base de roce, buenos modos y cariño, como no podía ser menos… Hoy estamos desperdigados por lugares diversos pero mantenemos esa unidad y esos rasgos de identidad que nos hacen sonreír y acordarnos de los demás… Verán, un miembro de este grupo, desde hace años, tenía y tiene la costumbre de, ante los días malos y las dificultades que surgen a menudo, retomar dos palabras claves de una canción: “Hakuna matata” y con ellas la filosofía de la misma… ¿Les suena? Se trata de un tema de la banda sonora de la película y del musical “El rey león”… Les invito, si no la conocen, a escucharla con detención y gustar las palabras que ya, en nuestro grupo de amigos, repetimos obstinadamente en la vida diaria, siempre con el sonsonete cantado, porque, han de saber ustedes que el contagio grupal es completo en este caso… Ante toda dificultad y momento bajo: “Hakuna matata” y la sonrisa consiguiente…

No negaré que últimamente andaba este menda algo cansado, preocupado de más y sin mucha alegría en el cuerpo, por no decir lo contrario… En ocasiones escuché la canción de marras, o la canté o repetí las palabras “talismán”… No siempre tuvieron éxito, lo reconozco, pero sirvieron para recordar a buena gente, que no es poco…

El pasado fin de semana, recién estrenada la primavera y con cambio de hora de por medio pude dejarme caer por Madrid y disfrutar de museos y espectáculos diversos. Entre ellos pude ver el musical: Annie. Espectáculo veterano (se estrenó en Broadway en 1977) aunque no considerado de los “grandes”, sin duda… Disfruté de esa sencilla pero entrañable historia… Dentro de la misma hay una canción que conocía pero casi había olvidado y que hizo vibrar no sé qué cuerdas al escucharla: “Mañana”. Esta es su letra:

El sol brillará mañana

que te apuestas tú a que mañana

sale el sol.


Si piensas que habrá un mañana

todos tus problemas y tus dramas,

nada son.


Cuando el día es muy gris

o estoy muy triste

la cabeza levanto y digo así... oh


El sol ya saldrá mañana,

es mejor que espere hasta mañana

y Dios dirá:


mañana, mañana,

te quiero, mañana

pues hoy es un día más.

Cuando el día es muy gris

o estoy muy triste

la cabeza levanto

y digo así... oh

El sol ya saldrá mañana,

es mejor que espere hasta mañana

y Dios dirá:

mañana, mañana

te quiero, mañana

pues hoy es un día más.


mañana, mañana

te quiero, mañana

pues hoy es un día más.


De pronto nuestro Hakuna matata extendió su marea a través del inocente y pegadizo “mañana” que he escuchado estos días hasta la saciedad dejándome empapar de su profundidad, de su optimismo, de su esperanza… La pequeña huérfana Annie animó a sus compañeros de viaje ficcional, dentro de la historia, y también al público... Se disiparon nieblas, nubarrones y lluvias plomizas y, si no lo hicieron, al menos quedó la certeza de que el sol brilla y brillará mañana…

Así que me instalé la sonrisa, no la artificial, sino la que sale de lo hondo y me dije pensando en nuestro hoy londinense amigo y en todo nuestro grupo: “Hakuna Matata”… Y me lo vuelvo a decir y, si me permiten la presunción: díganselo, apúntense al efecto mañana y hakuna matata, que no será milagroso pero ayuda a ir tirando… Ya saben, pongan estas canciones, gústenlas y sonrían mientras cantan, sobre todo si el día no va bien…