jueves, 23 de abril de 2015

Día del libro ¿Bailamos?



Hoy es el día del libro. Los mensajes llenan las redes sociales. La mayoría de ellos son acertados y muy hermosos. Hoy incluso se comprarán libros. Se regalarán libros. Muchos. Me gustaría tener un catalejo mágico para seguir calladamente la singladura de cada uno de ellos. ¿Cuántos quedarán encallados en el dique seco de una cruel estantería? ¿Cuántos en el desierto del ostracismo condenados por supuestas faltas de tiempo? ¿Cuántos cobrarán vida intensa en un alma y una mente ávidas de vivir vidas propias y ajenas? ¿Cuántos?... Los catalejos mágicos no existen, ya ven. Una pena ¿No creen? Habremos de conformarnos con fabular como hacen los mismos libros y seguir esta sirga del cotidiano en la que nos vemos insertos y que escribimos, a un tiempo.


Opino que es una pena que el libro, como tantas otras cosas y causas, necesiten un día y no hagamos cada día el día del libro y de tantas otras cosas. Somos así, sospecho. Necesitamos ráfagas de recuerdo que nos despierten del tedio de la velocidad. Necesitamos el día del libro porque el libro, ese viento de vida hecho letra, no es más que un náufrago si no hay alma que lo acoja, que baile con él la danza ritual del pacto ficcional que envuelve y llena, que lleva más allá de lo real e incluso de lo ficticio. El baile que sitúa, de pronto, en la más alta atalaya que contempla el mundo. Atalaya que, curiosamente está tan adentro de cada uno… El libro es así. Capaz de llevarnos más allá. Más arriba. Más adentro. Capaz de hacernos otro y más nosotros mismos. Capaz de conmovernos y movernos. Capaz de hacernos perder la concepción del tiempo y de la vida para devolvernos a esa mar vital con mucha más fuerza, con muchas más herramientas. Capaz de hacernos crecer, de modo imperceptible. Capaz de hacernos comprender mucho más y mucho más allá. Capaz de hacernos como personas. Capaz de…


Ya ven. Una ficción. Un baile ficcional que trasciende espacios y tiempos, que une almas, personas de modo misterioso. Que logra lo impensable… Los catalejos mágicos no existen –salvo en los libros- pero los libros sí. Benditos sean. Bendito sea su día. Benditos los locos que navegan con denuedo por sus aguas de letras haciendo que el día del libro sea cada día y logrando así que nuestro mundo sea una pizquita mejor… ¿Bailamos?

martes, 7 de abril de 2015

Portadores de sueños... También los versos...

El naranjo nunca pregunta cuándo debe florecer.
Simplemente lo hace a su tiempo.
¿A qué tando cálculo y medida?
¿Tanto cercenar sueños
labrados en el fondo del alma?

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Las aceras dormitan cóncavas bajo la lluvia invernal.
Un niño, con sus botas de colores, salta en cada charco.
Cada charco...

Asomarse con una sonrisa a los charcos, en silencio.
Sumergirse en ellos por la mirada
para seguir militando en la esperanza...

Después de todo, los días de lluvia no son tan malos
si uno sabe cómo volver a ser niño...

(Guárdame el secreto. Dame la mano
y salta conmigo, mientras reímos, en el próximo charco...)

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Salió a caminar con el crepúsculo.
Todos reprobaron su locura.
Nadie sabía que hablaba con las estrellas
y sonreía bailando con la luna.
A ti, loco te digo: ¡Contágiame tu locura
para dibujar estrellas
en la frente de la mañana
en el pecho de la tarde
y en la boca de los juzgadores
incapaces de comprender!...

Salió a caminar con el crepúsculo.
Vivió en plenitud el día,
la vida...

Soñaba...