domingo, 16 de septiembre de 2012

Ser humano otra vez



Hace unos días, de compras por un supermercado, contemplé, lleno de rabia, la siguiente escena: Dos abueletes, matrimonio de avanzada edad, hacían su compra. Ella, cojeando levemente, empujaba el carro. Él, lo sujetaba y arrastraba por delante ayudando a su mujer. Ambos miraban, con cierto aire despistado, las estanterías buscando, sin duda, algún producto. A medida que avanzaban se acercaron de más a un hombre joven, aunque el carro –doy fe- en ningún momento le rozó siquiera. Los dos buenos abueletes reaccionaron cuando el susodicho personaje comenzó a dedicarles gritos e improperios porque le habían arrollado. Los dos buenos hombres primero sorprendidos y luego avergonzados, se deshacían en peticiones de perdón aún sabiendo que no le habían tocado, con una educación exquisita. El energúmeno, a cambio, crecido delante de su jovencísima prole que le miraba con cierto orgullo, continuó con su chorreo. Los abueletes ya no sabían qué más decir, por lo que, tras aguantar estoicamente lo que no está escrito, optaron por una retirada educada y silenciosa hacia otro pasillo sin coger aquello que andaban buscando. Su cara mezclaba la incapacidad para comprender la reacción ajena con cierta indignación al verse maltratados así. Mientras se alejaban miré al susodicho, al que ni siquiera dedico un adjetivo, sin dejar de expresar su máximo enfado –aderezado con palabras no muy bien sonantes-  cogió de la mano a sus churumbeles y siguió su camino triunfal. A aquella hora la gran superficie estaba llena. Entonces me di cuenta que éramos muchos los que contemplamos la escena y, de toda esa gente, nadie dijo ni mu ni osó ponerse del lado de aquellos ancianos que a duras penas arrastraban su carrito de la compra. Todos callados y mirando para otro lado; ya saben, mientras a mi no me toque… Triste ¿No creen?...

Lo cierto es que últimamente, no sé si por efecto de la crisis, de las profecías mediáticas apocalípticas o de factores sociales diversos, la crispación y agresividad está exaltada al máximo extremo no siendo nada extraño el contemplar, en diversos ámbitos, escenas semejantes que llevan tintes de éticamente intolerables: agresiones a médicos o docentes, peleas y algaradas, denuncias o amenazas de denuncia, discusiones de tráfico o por no dejar pasar en la acera… Quizá nos estemos animalizando y convirtiendo nuestro sistema social en una suerte de jungla urbanita en la que todo vale para sobrevivir…

El otro día, viendo el musical la Bella y la Bestia en Valladolid, me llamó especialmente la atención uno de los temas musicales, específico del propio musical. Un tema que me hizo recordar la historia que les cuento hoy y pensar que el hechizo que sufren los personajes-objeto de la historia puede parecerse mucho a lo que está sucediendo hoy en día… Claro que ellos lo viven desde la rabiosa esperanza en el milagro que logrará liberarles y que tiene que ver con el amor. ¿Curioso? No creen… La cuestión está en ¿Desde dónde y cómo estamos viviendo hoy nuestras circunstancias? ¿Ser objetos, animales o personas? ¿Creemos en valores como el respeto, el amor, la libertad, la esperanza?... Ahí les dejo amplios fragmentos de la canción que pueden sugerir muchas cosas… “Ser humano otra vez. Sólo humano otra vez.”… Que lo disfruten… Va por ustedes y va especialmente por aquellos dos abueletes del super y el ser que “educaba” a sus hijos…


Siendo humano otra vez, sólo humano otra vez, no seré un trasto más sin valor.
Siendo humano otra vez, un humano otra vez…

Armario:
Sólo yo ocupare mi interior.

Señora Potts y Dindon: Siendo humano otra vez, sólo humano otra vez
a este mundo sentido hallaré.

Dindon:
Yo me relajaré

Si estoy tenso no lo lograré.
Junto al mar probaré, el sabor de mi te.
No habrá humos de más, no habrá cirios jamás
¡Que relax!

Todos:
Ser humano otra vez.
Venid que hay que limpiar.
Abrid, la luz debe entrar.
Alguien hoy puede hacer que se llegue a romper el hechizo

Seguid, seguid sin parar
pues si el plan sale bien
hoy mis sueños también yo realizo.
Abre ventanas y el aire entrará.

Todos:
Barre el dolor, la falta de amor y tíralos ya.
Ser humano otra vez, sólo humano otra vez.
Es volver a sentir, es volver a reír,
De la vida poder disfrutar
Es jugar otra vez, descansar otra vez,
Que su amor no se haga esperar…
Todos: Es bailar otra vez, es girar otra vez,
y es mover fácilmente los pies
Ser humano otra vez, sólo humano otra vez
con aquel viejo vals, un, dos, tres.

Volveré a ser real,
Volverá a ser genial
Cuando al amanecer pueda al fin renacer
¡Ser humano igual que ayer!